Thomas Karig
La posibilidad, hasta ahora hipotética, de que armadoras chinas de automóviles se instalen en México para exportar a Estados Unidos, ha generado todo tipo de reacciones en ese país, desde preocupadas hasta histéricas. El comentario más dramático lo hizo, para variar, el candidato Trump pronosticando un “baño de sangre” en la industria automotriz estadounidense si se les permite la entrada a los autos chinos.