Adela Ramírez
La cultura mexicana, rica en tradiciones y costumbres, es reconocida por su capacidad para encontrar humor y cariño en las interacciones cotidianas. Uno de los fenómenos más característicos y entrañables de la idiosincrasia nacional es el uso de apodos, una manifestación de afecto que, más allá de su aparente simpleza, está cargada de creatividad, humor y, a menudo, contradicción.