Fomentar una cultura inclusiva en los centros de trabajo; medir la brecha de ingresos entre hombres y mujeres dentro de las empresas; implementar gradualmente programas empresariales de bienestar como la flexibilidad laboral, incluso en puestos de alto nivel, así como reconocer las diferencias en las experiencias laborales entre hombres y mujeres es esencial para promover un entorno más equitativo.