La transición a una economía circular depende del grado de industrialización de la región, el nivel de desarrollo tecnológico, disponibilidad de recursos humanos cualificados y acceso a la financiación.
El director de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) en Uruguay, Argentina, Chile y Paraguay, Manuel Albaladejo, destacó que el modelo económico actual es despilfarrador, pues de de adecuarlo, permitiría impulsar el crecimiento económico y generar empleo sin comprometer al medio ambiente.
Además, ofrece soluciones sistémicas para el desarrollo económico abordando retos como el cambio climático, pérdida de biodiversidad, contaminación y el incremento de desperdicios. Para logarlo, el modelo se basa en eliminar estos residuos y contaminación, mantener productos y minerales en uso, y regenerar sistemas naturales.
Bajo el sistema de economía circular, los materiales y productos fabricados por el humano permanecen en uso el mayor tiempo posible, impulsando el reciclaje y la reutilización.
Destaca que después de que estos materiales pasen por múltiples usos, la materia prima regresa a la naturaleza como composta para aportar nutrientes a ecosistemas naturales.
Según Albaladejo, en conjunto con Paula Mirazo de la ONUDI, al cambiar la forma de producción de acero, cemento, aluminio y plástico se podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 40 por ciento para 2050.
De la misma manera, el uso de acero reciclado o reutilizado para la construcción de edificios podría generar ahorros del 25% en los costos de material. Así, con la reducción de la producción y consumo de plástico se podría evitar un tercio de la generación global de residuos plásticos para 2040, acorde con los expertos de la ONUDI.
Estas medidas, según los especialistas ayudarían a la creación de cuatro millones 800 mil puestos de trabajo en América Latina y el Caribe.
De acuerdo con la Comisión Europea, la aplicación de la economía circular podría generar cerca de 700 mil nuevos empleos. Ello, a pesar de la automatización de las fábricas y la pérdida de puestos que ello implica.
Uno de los retos para abordar la economía circular en todo el mundo es el acceso a la financiación, lo cual puede detener la transición hacia este nuevo esquema. Los beneficios, aparte de la generación de empleos, van dirigidos a combatir el cambio climático y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.