Sin herramientas, sistematización y seguimiento, este lunes arranca el ciclo escolar, tras 53 semanas de suspensión de clases presenciales, ante lo cual, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), propuso una serie de acciones para garantizar los aprendizajes prioritarios de todos los estudiantes.
Advirtió que la pérdida de aprendizajes es una de las secuelas más severas que ha dejado la pandemia y que pone en riesgo el futuro profesional del talento más joven.
Por ello, propone usar este ciclo escolar como un periodo extraordinario de recuperación con acciones robustas de diagnóstico y atención académica. Esto implica que, durante el ciclo escolar, las escuelas apliquen evaluaciones más de una vez y que la SEP incremente la capacitación, las herramientas y el seguimiento para acompañar a los docentes en este proceso.
Asimismo, incluir evaluaciones estandarizadas de aprendizajes de los alumnos e la valoración diagnóstica, aprovechar la experiencia previa con pruebas como Planea y PISA.
El IMCO refiere que México abrirá las escuelas después de 53 semanas de suspensión de clases presenciales, uno de los periodos más largos en comparación con otros países. Esto provocó un rezago educativo que equivale a, por lo menos, 1.8 años de escolaridad según el Banco Mundial.
El nuevo ciclo escolar abre una oportunidad para medir y entender el retraso académico que sufrieron los estudiantes. Un diagnóstico preciso es la brújula que tanto los docentes como los tomadores de decisiones necesitan para lograr que los alumnos recuperen los aprendizajes perdidos por la pandemia, y que son esenciales para continuar con su desarrollo y, en un futuro, convertirse en trabajadores competitivos.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó el plan de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para evaluar el rezago de los alumnos en este regreso a clases y lo contrastó con la experiencia de otros países.
México, explica el IMCO, optó por una evaluación formativa en la que cada maestro prepara materiales y los aplica en su salón para mejorar su propio proceso de enseñanza-aprendizaje. Con ello, la SEP transfirió a los docentes y a las escuelas la responsabilidad de diagnosticar a los alumnos.
Así, a pesar de permitir una adaptación al contexto específico de cada grupo y escuela, tiene estas desventajas:
- No hay herramientas: Faltan recursos para acompañar a los docentes en el proceso de diagnóstico y remediación, entre ellas capacitación, mediciones de habilidades socioemocionales y guías más detalladas para aprovechar los resultados.
- No será sistematizada ni comparable: Los hallazgos no podrán ser comparables y no podrán ser utilizados como evidencia para la toma de decisiones a nivel nacional.
- No habrá seguimiento: La evaluación solo se contempla al principio del ciclo escolar, por lo que no será posible monitorear el impacto de las acciones de remediación y crear ciclos de mejora al ajustarlas si fuera necesario.