La administración del presidente Joe Biden intensificó las sanciones económicas contra los intereses chinos en los últimos meses, contribuyendo al deterioro de las relaciones bilaterales.
El Ministerio de Comercio de Estados Unidos lanzó la ofensiva al colocar alrededor de 30 entidades en una lista negra que restringe las exportaciones sensibles.
Después, el Tesoro prohibió a los ciudadanos estadounidenses hacer negocios con ocho empresas de alta tecnología, incluida la empresa de drones número uno del mundo, DJI, que ya estaba en la lista negra del Ministerio de Comercio desde hacía dos años.
El Senado aprobó por unanimidad una ley que prohíbe la importación a Estados Unidos de una amplia gama de productos fabricados en Xinjiang (noroeste de China), en nombre de la lucha contra el "trabajo forzado".
Principalmente musulmanes, los uigures son el principal grupo étnico de Xinjiang. Esta región, afectada desde hace mucho tiempo por sangrientos ataques atribuidos a separatistas o islamistas uigures, es objeto de una vigilancia policial draconiana.
Estudios occidentales, basados en interpretaciones de documentos oficiales, testimonios de presuntas víctimas y extrapolaciones estadísticas acusan a Pekín de haber internado en "campos" a un millón de personas, realizando "esterilizaciones forzadas" e imponiendo “trabajos forzados”.
Estados Unidos ha calificado la campaña de "genocidio" y llevará a cabo un boicot diplomático a los Juegos de Invierno de Pekín (4 al 20 de febrero de 2022). Mientras que Pekín niega enérgicamente estas acusaciones y presenta los "campos" como "centros de formación profesional" destinados a mantener a los residentes alejados de la tentación del extremismo.
Algunos grupos de derechos humanos señalan que China ejerce su vigilancia sobre los uigures mediante el uso de inteligencia artificial para el reconocimiento facial.
"La investigación científica en biotecnología e innovación médica puede salvar vidas. Desafortunadamente, la República Popular China elige usar estas tecnologías para controlar a su gente y reprimir a los miembros de grupos minoritarios étnicos y religiosos", dijo la secretaria estadounidense de comercio, Gina Raimondo, para justificar las nuevas sanciones.
Los institutos de investigación objeto de las últimas acciones estadounidenses incluyen centros enfocados a transfusiones de sangre, bioingeniería y toxicología.
Estados Unidos estima que "las empresas privadas en los sectores de tecnología de defensa y vigilancia de China están cooperando activamente con el Gobierno (chino) en sus esfuerzos por reprimir a los miembros de grupos étnicos y religiosos minoritarios", dijo el subsecretario del Tesoro a cargo de terrorismo e inteligencia financiera, Brian Nelson.
Se han agregado un total de 37 entidades a la lista del Ministerio de Comercio de empresas acusadas de participar en actividades "contrarias a la política exterior y los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos".
La lista incluye empresas chinas, pero también empresas de Georgia, Malasia y Turquía, según el documento que se publicará en el boletín oficial el viernes.
Washington ha decidido restringir las exportaciones sensibles a la Academia china de ciencias médicas militares y 11 de sus institutos de investigación debido a su trabajo en biotecnología, incluidas las "supuestas armas de control cerebral".