Guillermo Malpica Soto
Podemos dividir una negociación comercial, como la que llevó a la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994 y resultó en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), en tres fases:
Pre-negociación, que es todo el trabajo preparatorio para llega mejor posicionado a una negociación; la negociación misma, que en general se lleva a cabo en un formato de rondas de negociación de varios días y alternando la sede entre las diferentes partes negociadoras; y la post- negociación, que incluye desde la revisión legal de todos los textos negociados, la traducción, cuando las partes no tienen el mismo idioma, la preparación para la firma y el trabajo de explicar los resultados a la instancia legislativa que estará encargada de la ratificación del tratado.
En todas esas fases, su hubiera que escoger una palabra para describir lo más importante para llegar a una negociación exitosa, esa palabra sería información. La información permite al negociador preparar mejor los escenarios de la negociación, definir los objetivos, las prioridades, anticiparse a las dificultades en el camino y establecer los temas sensibles que se deben cuidar en la negociación (intereses defensivos), así como los temas en los que se quiere empujar por un resultado positivo en beneficio propio (intereses ofensivos).
Un aliado fundamental del negociador para obtener la mayor y mejor información posible en cada una de las fases es el sector privado. Las empresas conocen mejor que nadie qué aspectos de la negociación les pueden ayudar en su actividad productiva y qué resultados pueden ser potencialmente negativos. Es entonces tarea del negociador en cada negociación técnica estar cerca de quienes representan ese tema en el sector empresarial, compartiendo información que permita conocer mejor las sensibilidades, evaluar de manera más eficiente las propuestas propias y ajenas y reaccionar en tiempo real a los cambios en la dinámica de la negociación. México entendió muy bien el rol colaborativo del sector privado desde la negociación del TLCAN y estableció un mecanismo de consulta que se ha ido refinando y fortaleciendo con el paso de los años y la experiencia de múltiples negociaciones de México. Este mecanismo se conoce coloquialmente como el cuarto de junto.
El cuarto de junto se llama de esa manera porque formalmente quienes participan en las negociaciones comerciales internacionales son los representantes del gobierno federal, liderados desde la negociación del TLCAN por la Secretaría de Economía, en ese entonces Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI). Ni el poder legislativo, gobiernos sub-nacionales o sector privado pueden sentarse a la mesa de negociación. Así que cuando el sector privado mexicano asistía a las rondas de negociación, se reunía antes o después de la negociación con los negociadores de cada tema en alguna sala alterna, un “cuarto de junto”, desde el que se compartía información en dos vías. El primer mecanismo de este tipo se estableció a finales de los años 80 y principios de los 90 para la negociación del TLCAN y se llamó Coordinadora de Organismos Empresariales de Comercio Exterior, COECE, dirigido por el empresario Juan Gallardo Thurlow. México fue punta de lanza en este mecanismo permanente de consulta y colaboración entre el sector público y privado para las negociaciones comerciales y sigue siendo ejemplo de buena coordinación.
Con el tiempo, la COECE fue incorporando expertos de cada uno de los temas de negociación y para la negociación del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP) se estableció una estructura muy bien definida del cuarto de junto, con representantes del sector privado “espejo” para cada capítulo de esa negociación. El nombre de COECE cambió por Consejo Consultivo Estratégico para las Negociaciones Internacionales (CCENI), comandado por Moisés Kalach, y esta estructura se mantuvo de manera reforzada para la negociación del TMEC.
Se dedicarán algunas contribuciones futuras de esta columna a explicar algunos de los logros de este proceso ejemplar de México y lo que hacen algunos de nuestros socios comerciales en este sentido, pero baste decir por ahora que el cuarto de junto mexicano ha servido de modelo para otros países y que ante la próxima agenda comercial de nuestro país, que incluye la revisión del TMEC en 2026, es una muy buena señal que la actual administración haya decidido relanzar el cuarto de junto, lo que permitirá llegar mejor preparados a ese momento que se prevé muy complicado por la llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos a partir del 20 de enero de 2025.
Guillermo Malpica Soto es Director Ejecutivo de Alianza In México e integrante del Cuarto de Junto del T-MEC.
Las opiniones presentadas aquí son a título personal.
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