Guillermo Malpica Soto
El 20 de enero es el día en que los Presidentes de Estados Unidos toman posesión, a menos que ese día caiga en domingo, en cuyo caso se mueve al lunes siguiente. No fue así este 2025, y vivimos ayer la toma de posesión de Donald J. Trump como Presidente número 47 de los Estados Unidos de América y de James D. Vance como Vicepresidente número 50.
Tendremos en los próximos días y semanas la oportunidad de conocer una gran cantidad de textos con análisis de todo tipo sobre este parteaguas de la historia de Estados Unidos, desde lo dicho por el Presidente electo en el mitin un día antes en la Capital One Arena ante 20,000 seguidores, pasando por el discurso inaugural del Presidente, los invitados y los no invitados, la familia presidencial y la sucesión, de la que se habla desde el día uno de su mandato, y las primeras órdenes ejecutivas.
Seguramente todos esos detalles nos irán dando una idea de cómo se perfila este nuevo gobierno, las implicaciones que tiene para México y para la idea de una región de Norteamérica. Ya tendremos oportunidad de ir desmenuzando en esta columna las primeras acciones en materia económica y comercial, las primeras reacciones internacionales, las primeras oportunidades para construir con lo que hay una agenda positiva en beneficio de México y del comercio internacional.
Por ahora simplemente mencionaré que el discurso inaugural no trajo sorpresas, salvo quizá que no se mencionó en este primer momento la imposición de aranceles a México y Canadá como medida de presión para lograr acuerdos en el tema migratorio. Revisando la historia de esta amenaza, tenemos el precedente de junio de 2019, cuando Donald Trump amenazó a México con aranceles aplicables a todas las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos de 5%.
En esa ocasión, la amenaza no se cumplió, lo cual hubiera sido muy negativo para México, pero también para Estados Unidos, por la pérdida de competitividad en las cadenas de suministro de importantes sectores de manufactura.
Esto me recuerda algunas de las acciones tomadas por México en el momento que se declaró ganador a Donald Trump en las elecciones de 2016. En ese momento, México decidió tres acciones importantes:
- Profundizar la diversificación comercial, especialmente a través de la conclusión de las negociaciones para modernizar el Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM 2.0);
- separar los temas comerciales de los no comerciales en la discusión con Estados Unidos, esto además en congruencia con las facultades dadas a la Secretaría de Economía y a la de Relaciones Exteriores por la legislación mexicana, y
- elaborar una estrategia de negociación integral, con claras premisas de la negociación (por ejemplo, no tener un resultado que fuera menos ambicioso que el tratado original de 1994), con cuatro prioridades (incrementar la competitividad de Norteamérica, alcanzar disposiciones modernas acordes con el siglo XXI, lograr un acuerdo incluyente con nuevos temas de negociación y consolidar la certeza jurídica) y con detallados intereses ofensivos y defensivos acordados con el cuarto de junto mexicano.
Me parece que estas líneas de acción siguen siendo vigentes en la nueva relación con la administración Trump en su versión 2.0. Además, podemos tomar en cuenta una serie de lecciones aprendidas en el cuatrienio 2016-2020:
1) buscar áreas de coordinación con Canadá;
2) mantener estrecha comunicación con el cuarto de junto;
3) buscar alianzas entre los representantes del sector privado de los tres países norteamericanos para preservar las preferencias comerciales y las reglas del juego del TMEC;
4) saber separar del discurso presidencial lo que es mediático, dirigido a las bases de votantes, de lo sustantivo;
5) no engancharse con la hiperactividad en redes sociales;
6) escoger las batallas en lugar de querer subirse al ring por cualquier tema;
7) maniobrar con los tiempos y la secuencia para atender los problemas más complicados de la revisión y eventual negociación;
8) ayudar a las contrapartes a transitar en sus posiciones para poder llegar a un resultado que le dé narrativa de éxito a los tres países;
9) no perder el pulso de lo que pasa en Washington a través de una oficina del TMEC sólida y experimentada, y
10) prepararnos para el peor escenario para poder transitar rápido a mejores resultados.
Guillermo Malpica Soto es Director Ejecutivo de Alianza In México e integrante del Cuarto de Junto del T-MEC.
Las opiniones presentadas aquí son a título personal.
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