10 minutos en el espacio

Por: Thomas Karig

En estos días hemos sido testigos de dos vuelos seudo espaciales protagonizados por dos multimillonarios. La atención que recibieron en los medios fue como si hubieran ido, por lo menos, a la luna.

Pero apenas salieron de la atmósfera, estuvieron 2 minutos disfrutando la gravedad cero con gritos de entusiasmo, y regresaron a la tierra. Para no ser demasiado negativo, reconozco que demostraron lo que se puede hacer con suficiente dinero y aprovechando la tecnología.

No es casualidad que Jeff Bezos programó su vuelo en el 52 aniversario de la llegada del hombre a la luna, cuando escuchamos eso de “un gran paso para la humanidad”.

El haber atestiguado ese paso fue una de las experiencias que marcaron mi juventud.

Tal parecía que la tecnología lo hacía posible todo, que no habría límites. Claro que con el tiempo no faltaron los adeptos a las teorías de conspiración que decían que el hombre nunca llegó a la luna, que lo que vimos fue una escenificación. Y en lugar de reconocer que los adelantos científicos, que han sido impresionantes, hoy nos pueden proteger de pandemias y salvarnos del desastre climático, hay una buena parte de la población que prefiere seguir viviendo en un mundo de fantasía. Los que niegan el COVID y rechazan las vacunas, lo harán hasta que se enfermen.

Los que no creen en el cambio climático, algún día les llegarán las olas de calor, las inundaciones, los incendios forestales o la falta de agua. El problema es que no les toca solo a ellos, sino que a todos. Los que creemos en los avances de la ciencia y de la tecnología, además de procurar de aprovecharlos y actuar en consecuencia, tenemos que batallar con los detractores.

Y los políticos, por muy razonables que sean, temen perder votos si se ponen abiertamente en contra de los incrédulos, conspiracionistas o simplemente cínicos.

Pero los problemas que aquejan al mundo están a punto de rebasarnos. Las acciones decididas para combatir la pandemia y el calentamiento global tienen que ser la prioridad de la discusión política. Joe Biden demostró que pueden decidir elecciones. Alemania está entrando en un proceso electoral que va a estar marcado por el desastre que acaba de ocurrir.

Pero en otras partes del mundo, por ejemplo en México, esa discusión no se da. ¿Será que necesitamos que ocurran los desastres primero? Veremos si los señores Branson y Bezos regresan de sus vuelos espaciales manifestando su humildad y admiración ante la belleza y fragilidad de nuestro planeta que ojalá pudieron apreciar en tan poco tiempo. Hubo muchos ejemplos de esto entre los astronautas profesionales.

Si haber ido a echar un ojo al espacio los motiva a comprometerse a ayudarnos a arreglar los problemas aquí abajo, habrá valido la pena.

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