René Sánchez Juárez
El reconocimiento de Palestina
En un contexto de escalada de violencia en el Medio Oriente, donde la ofensiva israelí en Gaza ha dejado más de 65.000 muertos según el Ministerio de Salud palestino, el mundo presencia un cambio significativo en la diplomacia internacional. El 21 de septiembre, líderes de Australia, Portugal y el Reino Unido anunciaron el reconocimiento oficial del Estado palestino, sumándose a una ola que incluye a Canadá, Francia y Bélgica. Estas declaraciones, emitidas en vísperas de la Asamblea General de la ONU, no son meros gestos simbólicos, sino un intento deliberado de presionar por una solución de dos Estados.
El primer ministro australiano Anthony Albanese enfatizó que esta decisión, tomada en conjunto con Canadá y el Reino Unido, forma parte de un "esfuerzo internacional para una solución de dos Estados". Por su parte, el primer ministro portugués Luís Montenegro, también alineó a su país con esta tendencia europea, respondiendo a la presión social interna y a las manifestaciones masivas contra la guerra. Starmer primer ministro de Reino Unido, en un video difundido en redes sociales, fue contundente: "El momento ha llegado" para reconocer a Palestina, no como un "premio para Hamás", sino para mantener viva la posibilidad de un Israel seguro junto a un Estado palestino viable. Estas palabras resuenan en un panorama donde ya 147 países, mayoritariamente del Sur Global, habían avalado a Palestina entre ellos México.
Este movimiento expone las fisuras en la alianza tradicional pro-Israel. Israel, bajo el liderazgo de Benjamin Netanyahu, lo tacha de "recompensa al terrorismo", mientras Estados Unidos, su principal aliado, reitera que "no tiene planes" de seguir el ejemplo. Esta rigidez estadounidense, que ha vetado más de 50 resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU contra Israel, incluyendo una reciente sobre alto al fuego en Gaza, revela un apoyo inquebrantable que perpetúa el statu quo de ocupación y bloqueo.
La influencia en la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU, del 23 al 29 de septiembre, es inminente. Con Francia y Arabia Saudita coanfitrionando una reunión sobre Palestina, se espera una "reacción en cascada": más países europeos podrían unirse, impulsando la Declaración de Nueva York de septiembre, que exige el fin de la ocupación y la viabilidad económica palestina. Sin embargo, el veto perpetuo de EE.UU. en el Consejo de Seguridad limita el ascenso de Palestina a miembro pleno, convirtiendo la Asamblea en un foro más simbólico que vinculante.
Esperemos que verdaderamente estas nuevas posiciones de países occidentales puedan influir más que sólo declaraciones y fuercen la paz en la Franja de Gaza y con ello se alcance un acuerdo de paz duradera para la región.