René Sánchez Juárez
El Inminente Cierre del Gobierno en EEUU
En un panorama político cada vez más polarizado, Estados Unidos se encuentra al borde de un cierre parcial del gobierno federal, con un plazo que expira el 1 de octubre de 2025. La falta de acuerdo entre republicanos y demócratas sobre un proyecto de financiamiento temporal ha precipitado esta crisis. El Congreso, actualmente en receso, no ha logrado aprobar ni una Resolución Continua ni los 12 proyectos de ley anuales necesarios para mantener el flujo de fondos federales. Esta situación no es nueva, EE.UU. ha experimentado 21 cierres desde 1976, pero el actual podría ser el más determinante, impulsado por la estrategia agresiva del presidente Donald Trump, quien prepara despidos masivos permanentes en lugar de las suspensiones salariales temporales habituales.
El detonante radica en el fracaso de las negociaciones bipartidistas. Hace dos semanas, la Cámara de Representantes, controlada por republicanos, aprobó una Resolución Continua que extendía el financiamiento hasta el 20 de noviembre de 2025, pero fue rechazada en el Senado por los demócratas, quienes exigían incluir provisiones para la atención médica. A su vez, la propuesta demócrata fue bloqueada por los republicanos. En el Senado, se requieren al menos 60 votos para avanzar, un umbral inalcanzable en medio de la confrontación. Trump, por su parte, canceló una reunión clave con líderes demócratas, argumentando en su red social que sus "exigencias poco serias y ridículas" hacen imposible cualquier diálogo productivo. Esta intransigencia ha convertido el cierre en una herramienta política, exacerbando las divisiones en un Congreso ya fragmentado.
Las implicaciones de este cierre serían devastadoras, especialmente para los trabajadores federales y el ecosistema económico. Millones de empleados públicos enfrentarían suspensiones inmediatas de sus salarios, afectando a personal esencial como agentes de seguridad en aeropuertos, controladores aéreos, militares e inmigración. Estos trabajadores se verían obligados a laborar sin remuneración, acumulando deudas y estrés financiero en un contexto donde la inflación aún persigue a las familias de clase media. Trump planearía convertir estas suspensiones en despidos permanentes masivos, lo que podría eliminar miles de puestos de trabajo de manera irrevocable. Esto no sólo generaría desempleo masivo, sino también una pérdida de experiencia en agencias clave como el Departamento de Defensa o el Servicio de Impuestos Internos, complicando la recuperación posterior.
Este cierre no es sólo un tropiezo presupuestario, sino un reflejo de la actitud beligerante de Trump, quien prioriza el enfrentamiento ideológico sobre la estabilidad nacional. Su rechazo a negociar y su apuesta por despidos masivos revelan una visión punitiva que sacrifica a los trabajadores en por beneficiar su política partidista.