FIDA reclama inversiones para garantizar seguridad alimentaria mundial

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), organismo especializado de las Naciones Unidas, con sede en Roma, ha invertido desde el año 2000, más de cuatro mil millones de dólares en programas para combatir la desertificación y la degradación de las tierras; sin embargo, demandó aumentar las inversiones para ayudar a los pequeños agricultores a proteger y restaurar sus tierras a fin de garantizar la seguridad alimentaria mundial a largo plazo.

En un momento en que la degradación de los suelos avanza y afecta al 40 por ciento de las tierras del planeta, el organismo aseguró que estas inversiones son necesarias para fortalecer la resiliencia al cambio climático.

En su intervención durante el 15o periodo de sesiones de la Conferencia de las Partes (COP15) de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en Abiyán, el Presidente del FIDA, Gilbert F. Houngbo, señaló: “Tenemos que crear de manera urgente cadenas de valor alimentarias sostenibles. Para ello, es necesario aumentar considerablemente las inversiones en restauración de los ecosistemas y ayudar a los pequeños agricultores, que producen un tercio de los alimentos del mundo, a adoptar prácticas que garanticen la salud y productividad de sus suelos, fortalezcan su resiliencia al cambio climático, provean medios de vida decentes y salvaguarden la seguridad alimentaria de todos”.

Expuso que la falta de tierras productivas no hará más que agravar la pobreza, el hambre, la migración y la inestabilidad, pues enttre un 20 y un 40 por ciento de las tierras del planeta están degradadas.

Indicó que este hecho afecta directamente a casi la mitad de la población del planeta y pone en riesgo alrededor de la mitad del PIB mundial —44 billones de dólares, según el informe de la CNULD Perspectiva mundial de la tierra—.

Este informe señala que las comunidades rurales pobres, los pequeños agricultores y los pueblos indígenas de los países en desarrollo se ven desproporcionadamente afectados por la degradación de la tierra, la desertificación y el cambio climático.

“Hay muchas soluciones para conservar y restaurar las tierras y fortalecer la resiliencia de los agricultores al cambio climático. Estas prácticas generan múltiples beneficios: mejoran los rendimientos agrícolas y los medios de vida de los pequeños agricultores, protegen la biodiversidad y permiten almacenar carbono. Necesitamos aplicarlas a gran escala con urgencia”, dijo Houngbo.

“La Iniciativa de la Gran Muralla Verde en el Sahel es un poderoso ejemplo de cómo un ambicioso programa de colaboración y financiamiento puede lograr impactos a nivel local”, añadió.

Los proyectos financiados por el FIDA trabajan con los pequeños agricultores para restaurar y regenerar sus tierras y ayudarlos a adaptarse al cambio climático mediante la promoción de soluciones basadas en la naturaleza, como la agrosilvicultura, la diversificación y rotación de cultivos, la plantación de arbustos, el uso de especies autóctonas y de compost orgánico y la aplicación de técnicas sencillas de captación de agua, como la excavación de fosos y media lunas que conservan la humedad del suelo.

Las naciones se han comprometido a restaurar mil millones de hectáreas de tierras degradadas de aquí a 2030.

La financiación actual para adaptación climática, que alcanzó los 46 mil millones de dólares en el período 2019/2020, está lejos de cubrir estás necesidades, sobre todo si tenemos en cuenta que los pequeños agricultores recibieron menos del dos por ciento de estos fondos.

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