La quiebra de Grupo Peak, una financiera que bajo promesa de rendimientos de hasta 19% al año, atrajo a miles de inversionistas y provocó un fraude por 800 millones de pesos en Monterrey.
El esquema era simple invertir desde 20 mil pesos y recibir rendimientos anuales mínimos del 19%. Los contratos eran canalizados a través de intermediarios o “brokers” que garantizaban operar con inversiones en sectores inmobiliarios, logísticos y de transporte, además de brindar atención personalizada, atrajeron a inversionistas quienes aportaron cantidades desde un millón hasta 30 millones de pesos.
En los primeros años, el negocio parecía funcionó, los pagos llegaban puntualmente, permitiendo que los inversionistas renovaran contratos con sumas mayores, sin embargo, de acuerdo a expertos, al tratarse de un esquema con características del modelo Ponzi, en el que el capital de nuevos clientes se usa para pagar a los anteriores, llega un momento en que la red se vuelve insostenible y colapsa.
Lo inevitable llegó y a través de una asamblea virtual, la empresa fundada por Arturo de Jesús González Cantú y Víctor Hugo Sepúlveda, notificó que entraba en quiebra y dejaba de cumplir con sus obligaciones financieras, debido a supuestas pérdidas en inversiones de Estados Unidos y un presunto “robo interno” que habría puesto en jaque las finanzas.
Los clientes recibieron un aviso: tenían 72 horas para entregar sus contratos con la promesa de que la firma buscaría un “arreglo extrajudicial”. Sin embargo, los fundadores no han dado la cara públicamente, lo que ha aumentado la indignación y la desconfianza.
De acuerdo al diario Vanguardia, Clemente Jiménez, abogado de 70 inversionistas defraudados, informó que el amparo que mantenía en libertad a los socios fundadores de Grupo Peak, perdió vigencia, por lo que ya no existe impedimento legal para que sean detenidos por el fraude millonario.
